Las renovables son energías limpias e inagotables y, aunque tienen algunos inconvenientes, en general se consideran ventajosas por su bajo impacto ambiental. Además, su diversidad -la solar, eólia, biomasa, maremotriz y geotérmica son sus principales tipos- permite elegir la más conveniente en función de las características del lugar, adaptándolas a los recursos naturales de la región donde se deseen instalar.
A su vez, cada una de ellas tiene pros y contras que pueden ser decisivos a la hora de decidirse por una o por otra. En todo caso, también hay que tener en cuenta el constante avance que se hace a nivel tecnológico para intentar superar los problemas que, por su elevado precio, problemas de almacentamiento, espacio que ocupan, impacto paisajístico o infraestructuras necesarias pueden desalentar su uso o hacerlas más ineficientes.
Solar, eólica y maremotriz
La energía solar es una de las energías renovables más limpias, no tanto durante la fabricación y reciclaje de la tecnología, sino en lo que se refiere a la captación se la radiación solar. Estar disponible en zonas favorecidas, como España, no contaminar y, pese a su elevado precio, la amortización de las infraestructuras, son tres ventajas fundamentales.
A nivel socioeconómico, el sector mueve grandes sumas de dinero que revierten en la creación de puestos de trabajo, y su uso en zonas marginales ayuda al desarrollo y a la independencia energética de las regiones e incluso de los países, por lo que constituye una ventaja competitiva. Este mismo impulso a nivel de comunidades y naciones puede conseguirse con otras renovables, en función de los recursos naturales disponibles y de la necesida de inversión.
La energía cinética, más conocida como eólica es otra de las fuentes de energía verde más populares para obtener electricidad. Desde tiempos inmemoriales se ha aprovechado la fuerza del viento, y actualmente el sector ha dado un salto cualitativo gracias a las turbinas ubicadas en tierra o mar.
Entre sus ventajas: una contaminación mínima, sin emisiones, pues los aerogeneradores no llevan a cabo ningún proceso de combustión, y una alta productividad, por lo que podemos hablar también de una gran rentabilidad.
Además, su desmantelamiento no deja mella, aunque mientras funcionan a menudo suponen un problema para las aves. Actualmente, la tecnología está avanzando hacia su ubicación en parques eólicos en el océano para minimizar estos problemas y como solución a las grandes extensiones en tierra.
Por su parte, la energía maremotriz aprovecha la dinámica de las mareas para generar electricidad. Es una energía con un gran potencial, que sin embargo está siendo muy poco utilizada. Silenciosa, limpia, con cero emisiones y facilidad de obtención, frente a otras energías limpias. Las nuevas tecnologías buscan cómo conseguir que sea más rentable.
Por su parte, la energía hidroeléctrica también aprovecha la fuerza del agua, pero de un modo diverso, y aunque es limpia, no puede considerarse verde, pues el uso de las presas ocasiona graves inconvenientes ambientales y afecta al ciclo del agua a nivel mundial.
Geotérmica, biomasa y biogás
La geotérmica encuentra energía en el subsuelo o, lo su que es lo mismo, la extrae del calor interior de la Tierra. Se caracteriza por un mínimo impacto ambiental y su producción es más barata que otras tremendamente contaminantes, como las centrales nucleares o las plantas de carbón.
Ventajosa para su uso residencial, permite generar electricidad y calor a un coste mínimo al margen de la temperatura exterior. En concreto, la bomba geotérmica tiene una vida útil larga, reduce el coste de climatización de una vivienda y su rendimiento puede cuadrupliar al de una caldera convencional y suponer un ahorro del 75 por ciento.
La biomasa es otra fuente de energía renovable, con un tremendo potencial tanto para su explotación energética como para mejorar la gestión ambiental de ecosistemas naturales. Convertir un desecho (huesos de aceituna, restos de la poda, etc.) en un valioso recurso, su balance de emisiones neutro, no provocar el fenómeno de lluvia ácida con su proceso de combustión y minimizar el riesgo de incendio son otras de sus ventajas.
El biogás, por último, procede de recursos renovables o de residuos de distinto tipo. proporciona energía térmica o eléctrica a través de procesos biológicos ininterrumpidos mediante la gasificación de biomasa o aprovechando el gas generado por residuos biodegradables.
Las plantas de biogás permiten producir gas, electricidad y calor, así como fertilizante biológico idóneo para su uso en cultivos ecológicos, aunque presenta problemas para su almacenamiento y distribución y es fácilmente inflamable.
Su producción en entornos rurales puede ser de gran ayuda para el desarrollo, ya que proporciona electricida a comunidades marginales. Por otra parte, puesto que se los digestores de biogás se alimentan con los desechos de granjas y cultivos, incluyendo aguas residuales, se logra una mejora ambiental que favorece la salubridad de la población.
A diferencia de la eólica o solar, que dependen de la climatología y de la hora del día, el biogás genera electricidad de forma constante. Sus emisiones son neutras, como ocurre con la biomasa, y también puede considerarse que reducen el efecto invernadero al evitar el uso de combustibles fósiles.